Post de Antoni Rodríguez-Fornells, investigador del IDIBELL y la UB. Coordinador del ciclo «La música y su impacto en el cuerpo y la mente», celebrado en CosmoCaixa.
La música, muy presente en nuestra cultura, es un elemento universal de nuestra vida. Se ha demostrado que produce emociones muy intensas, puede tener efectos en nuestras funciones cognitivas y promueve la cohesión social. Dada la complejidad de la música y la capacidad que tiene para activar diversas redes cerebrales, diferentes investigadores de ámbito mundial evalúan hasta qué punto la música podría utilizarse como herramienta en neurorrehabilitación o como posible mecanismo para fomentar la plasticidad cerebral. Esta es una de las ideas principales que mostró el neurólogo Eckart Altenmüller en una de las conferencias del ciclo «La música y su impacto en el cuerpo y la mente», organizado por la Obra Social «la Caixa» y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), que reunió en CosmoCaixa Barcelona, ??entre febrero y junio de 2013, a especialistas destacados que estudian desde perspectivas diferentes el papel de la música sobre el ser humano.
Imagen de la exposición «Física y música». Fuente: Cosmocaixa Barcelona.
Mi grupo de la UB y del IDIBELL colabora con el Dr. Altenmüller, neurólogo, músico y director del Instituto de Fisiología Musical y Medicina de los Músicos de la Universidad de Música, Teatro y Medios de Hannover, investigando el efecto terapéutico de la práctica musical en pacientes que han sufrido un ictus.
La música y sus efectos beneficiosos
Actualmente mucha investigación está dirigida a estudiar los posibles efectos de la práctica musical en el desarrollo de las personas, especialmente durante la infancia. Aprender a tocar un instrumento podría ayudar a controlar las emociones, a desarrollar habilidades lingüísticas y matemáticas, a aumentar la concentración y la autoconfianza y a mejorar las relaciones sociales. Como comentó Altenmüller, «tocar un instrumento podría, incluso, hacer un poco más inteligentes a las personas».
Pero, además, la práctica musical tiene otros efectos. La audición y el movimiento están relacionados en nuestro cerebro. Y esta interacción entre vías de control motor y auditivo se ve incrementada cuando se aprende a tocar un instrumento. Es conocida la gran plasticidad del cerebro, que es capaz de cambiar a partir de las experiencias del individuo. Así pues, es importante investigar los límites de esta plasticidad, no solo en niños y adultos, sino sobre todo durante el envejecimiento. Entender la capacidad que tiene nuestro cerebro de aprender o reaprender nuevas habilidades (por ejemplo, la música) nos podría permitir programar posibles estrategias de intervención que ayuden a afrontar o retrasar procesos relacionados con el envejecimiento (como el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria, entre otros) y en algunos casos retrasar también el impacto de algunas enfermedades neurodegenerativas.
Tratamiento del ictus mediante la música
Tocar música parece cambiar el cerebro, a corto y a largo plazo, como demuestran las pruebas llevadas a cabo con técnicas de neuroimagen, sobre todo utilizando resonancia magnética estructural. Además, la práctica musical puede ayudar a tratar las deficiencias motoras surgidas después de sufrir un ictus o accidente cerebrovascular.
Destaco dos estudios importantes sobre los efectos de la terapia musical en el ictus. El primero, llevado a cabo por el Dr. Särkämö de la Cognitive Brain Research Unit de la Universidad de Helsinki, muestra que la escucha diaria de música seleccionada por el propio paciente, durante tres meses, tiene efectos significativos en el rendimiento cognitivo y en la mejora emocional, cuando se compara con un grupo de pacientes sin escucha de música u otro grupo donde se produce solo lectura de audiolibros, seleccionados también por el paciente. El segundo muestra resultados similares, pero en este caso con pacientes crónicos que se entrenan tocando la batería electrónica y el piano eléctrico. Estos mostraban mejora en los planos motor y emocional a lo largo de las sesiones. En exploraciones con resonancia magnética funcional se observó un aumento de la conectividad entre las regiones del cerebro que intervienen en las conexiones motoras y auditivas, y muy probablemente la música serviría indirectamente para promover la neuroplasticidad en las zonas del cerebro afectadas.
Más información
Ciclo de conferencias «La música y su impacto en el cuerpo y la mente»
Recurso eduCaixa relacionado con el post de música y cerebro
Referencias
Draganski, B., Gaser, C., Busch, V., Schuierer, G., Bogdahn, U. and May, A. (2004). Neuroplasticity: changes in grey matter induced by training. Nature 427, 311-312.
Herholz, S. C. y Zatorre, R. J. (2012). Musical training as a framework for brain plasticity: behavior, function and structure. Neuron 76, 486-502.
Rojo, N., Amengual, J. L, Juncadella, M., Rubio, F., Camara, E., Marco-Pallarés, J., et al. (2011). Music-supported therapy induces plasticity in the sensorimotor cortex in chronic stroke: a single-case study using multimodal imaging (fMRI-TMS). Brain Inj. 25, 787-793.
Särkämö et al. (2008). Music listening enhances cognitive recovery and mood after middle cerebral artery stroke. Brain 131, 866-876.
Taub, E., Uswatte, G. and Elbert, T. (2002). New treatments in neurorehabilitation founded on basic research. Nat. Rev. Neurosci. 3, 228-236.